

Aumenta la presión para ratificar el tratado que protege la altamar
El tratado de protección de la altamar no verá la luz en junio, como se preveía, pero se espera que la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos, que tendrá lugar en Niza (Francia) ese mes, impulse las ratificaciones para hacerlo operativo.
Este instrumento adoptado en junio de 2023, tras años de negociaciones, para proteger ecosistemas marinos vitales en las aguas internacionales que cubren la mitad del planeta, cuenta ya con 113 firmantes, pero solo 21 países lo han ratificado.
Como solo puede entrar en vigor 120 días después de la sexagésima ratificación, no hay ninguna posibilidad de que ocurra antes de la Conferencia de la ONU sobre los Océanos, que se celebrará en Niza del 9 al 13 de junio.
Sin embargo, las ONG no pierden la esperanza de alcanzar al menos las 60 ratificaciones en junio para que el tratado pueda ver la luz a fines de 2025.
Dos semanas de reuniones en la sede de la ONU en Nueva York han permitido avanzar hacia un "esbozo de la espina dorsal del tratado", se congratuló Nichola Clark, del Pew Charitable Trusts de la ONU, al término de la primera comisión preparatoria para la entrada en vigor del texto.
Francia lo ha convertido en una prioridad: prevé una ceremonia especial en la Oficina de Tratados de la ONU en Niza, el 9 de junio, para llegar al esperado umbral.
Se trata de "una oportunidad única para reafirmar nuestro compromiso político colectivo", comentó Sandrine Barbier, jefa de la delegación francesa.
Señal de que el impulso no ha decaído, esta primera Comisión Preparatoria avanzó más rápido de lo previsto en asuntos como la composición de los órganos subsidiarios o el establecimiento de un sistema de intercambio de información entre las partes.
- "Insulto" estadounidense -
Había "mucho amor en la sala por el tratado", declaró a la AFP Rebecca Hubbard, directora de la High Seas Alliance.
En un momento en que el multilateralismo está en crisis, estos debates "sumamente constructivos" dan fe de la confianza en este texto, "una de las mejores oportunidades de actuar para proteger los océanos y la biodiversidad", agregó.
Esta reunión y otras posteriores deberán facilitar los trabajos de la primera reunión de las partes (COP1), órgano de decisión que se reunirá un año después de la entrada en vigor del acuerdo.
Pero más allá de los elementos técnicos, "se ha avanzado muchísimo" en las áreas marinas protegidas, herramientas emblemáticas del tratado, afirmó Clark.
Al margen de la reunión se presentaron varios proyectos de áreas marinas, más o menos avanzados. Entre ellos, el proyecto que Chile impulsa desde hace meses en torno a las dorsales de Nazca y Salas y Gómez, en el Pacífico.
Pero también la meseta de Lord Howe, entre Australia y Nueva Zelanda, o el ecosistema de la "corriente de Guinea", apoyado por los países de África Occidental.
Avanzar en estas propuestas incluso antes de la COP1 es crucial si se quiere alcanzar el objetivo fijado por todos los gobiernos de proteger el 30% de la tierra y los océanos del planeta de aquí a 2030.
Sin embargo, el entusiasmo se vio ensombrecido por la ausencia de Estados Unidos, que había firmado el tratado bajo la administración de Joe Biden pero no lo ratificó, y por un sorprendente anuncio de Donald Trump sobre otra cuestión importante para los océanos: la minería submarina.
El jueves, el presidente estadounidense abrió la puerta a la extracción comercial de minerales estratégicos de los fondos marinos, incluso en aguas internacionales, saltándose la jurisdicción de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, de la que Estados Unidos no es miembro.
Un "insulto al multilateralismo y una bofetada a los países y millones de personas de todo el mundo que se oponen a esta peligrosa industria", denunció Arlo Hemphill, de Greenpeace.
"Es una clara señal de que Estados Unidos dejará de ser un líder mundial en la protección de los océanos", advirtió.
G.Ricci--MJ